domingo, 19 de julio de 2009

una cuento para Francisca: parte 2 y tres

ESCENA 6.2:
Desperté nuevamente, y a mi alrededor Ed, Melanie, Thurston, Jorge, Colin y algunos más, yacían descuartizados sobre la tarima. Melanie parecía haber sido rajada con un Kukri, al igual que los demás Rockstars; de lejos se apreciaba que todos tenían dos balazos, uno en la frente y otro en la mano izquierda. Qué extraño caso, diría el detective González. Más raro aún era que yo me encontrara entero -pensó-. Les dije que no recordaba mucho. Se los relaté como en escenas o en pequeños recuerdos: No puedo hilar las imágenes, continué. Te entiendo, te entiendo, aún así, debemos realizar el protocolo -dijo González con una voz inexpugnable-. Lo miré y le dije "ningún problema". Entonces vino el detective Beniscelli, sacó su pistola y disparó en mi mano izquierda. Detrás de él apareció el detective Vidal y el detective Cabezas, el primero sacó su revolver y me disparó en la frente; caí al piso azotándome contra una botella de pisco Horcón Quemado en plena cara occipital; el segundo (Cabezas), procedió a descuartizarme -me contaría San Pedro después, junto con la siguiente reflexión: La vida no es como uno quiere, sino como es no más-. Y acto seguido procedió a cerrar las puertas del Infierno mientras leía a Bleiq.


3 comentarios:

Bleiq dijo...

ESCENA 6.3:
Desperté por tercera vez, y a mi alrededor Phil, David, Steve, Marcelo, Lee y algunos más, yacían incinerados sobre la tarima. Lee pareciera haber sido rociada con bencina, al igual que los demás Rockstars; de lejos se apreciaba (con mucha voluntad) que todos tenían un balazo en la frente y otro en la mano izquierda. Qué extraño caso, comentaría el detective González. Más raro aún era que yo me encontrara intacto -pensó-. Les dije que no recordaba mucho. Se los relaté como en escenas o en pequeños recuerdos: No puedo hilar las imágenes, continué. Está bien, te creo y te entiendo, aún así, debemos realizar el protocolo- dijo con una voz inexpugnable-. Lo miré y le dije "está bien". Entonces vino el detective Beniscelli, sacó su pistola y disparó en mi mano izquierda. Detrás de él apareció el detective Vidal y el detective Cabezas, el primero sacó su revolver y me disparó en la frente; caí al piso azotándome contra una botella de pisco Horcón Quemado en plena cara occipital. El segundo (Cabezas) procedió a rociarme con bencina -me contaría San Pedro después, junto con la siguiente reflexión: La vida no es como uno quiere, sino como es no más-. Y acto seguido procedió a cerrar las puertas del Cielo y el Infierno mientras leía a William Blake.

Hans dijo...

ZAODNA!!!

Sirkonio dijo...

está la escena 6.X. Esto si que lo disfrute. Fue un masaje cerebral ver lo que se cambiaba, como se cambiaba, y lo que se mantenía. La frase de San Pedro, brutal. Y el rollo con los links, me dejó un gusto infantil, como a "multiaventura"
De Lujo
Saludos

R